viernes, 20 de diciembre de 2013

The Fall of the Days

                                               ALCAESTO

                                                                                                             Octubre del 2611




- Syndus! - El grito de Aaron rasgó el silencio al tiempo que los Cuatro Elementos ponían pie en lo alto de la torre de nuevo y Wyatt se giraba hacia ellos entre curioso y divertido. - ¿Habéis vencido a los Consejeros del Paraíso? Ciertamente habéis mejorado mucho en mi ausencia. - Elena abrió mucho los ojos con ira contenida. - ¡Lo has matado! - Wyatt se encogió de hombros como quien sacude a una mosca y suspiró. - Le di a elegir entre vosotros cuatro o él. Como era de esperar su elección fue no sacrificaros. Ahora está pagando las consecuencias. - Zack apretó los dientes y dio un paso al frente, Aaron lo agarró del brazo para que no se adelantara más. - ¡Has matado a tu propio hermano! - Wyatt asintió con la cabeza. - ¿Y qué? - La cara de Alex se desencajó y un torbellino de fuego rodeó al pelirrojo que en aquel momento miraba a Wyatt con ira. - Que lo vas a pagar caro. - El Shinter emitió una sonora carcajada y negó con la cabeza. - De hecho... sois vosotros los que vais a seguir sus pasos. Así me aseguraré que al menos uno de los sacrificios funciona. - Los Cuatro Elementos se pusieron en guardia al instante, sabiendo que el ataque de Wyatt podía provenir de cualquier lugar. - Recordad. Debemos actuar juntos. Procurad no separaros por nada. - Aaron parecía realmente preocupado y es que si Wyatt había acabado con Syndus en tan poco tiempo, ellos no tenían demasiadas posibilidades de salir airosos de aquella torre. Además cabía la posibilidad de que el Shinter hubiera acumulado todavía más poderes en su ausencia y eso lo convertía en alguien aún más poderoso y peligroso.

Aaron sintió una pequeña presión en el ambiente. - ¡Saltad! - Los cuatro saltaron en una dirección justo al tiempo que una columna de presión caía y rasgaba el suelo donde segundos antes se encontraban. Alex no perdió más tiempo. Una anilla enorme de fuego se materializó alrededor del Shinter, que lo único que hizo fue mirarlo intrigado. Continuaba lloviendo y pronto la lluvia se quedó suspendida en el aire y se transformó en pequeñas astillas de hielo capaces de perforar el metal más fuerte. El viento arremolinó las astillas sobre la cabeza de Wyatt al tiempo que unos relámpagos negros aterradores caían cerca del Shinter. - ¡Ahora! - La anilla de fuego se cerró contra Wyatt. Las astillas fueron impulsadas por el viento como pequeñas balas y varios relámpagos se juntaron en el cielo y uno nuevo de considerable tamaño cayo sobre el Shinter. Hubo una explosión de llamas, viento, electricidad y algunas astillas de hielo, acompañado de un humo considerable. Dicho humo se fue disipando poco a poco y para el horror de los Cuatro Elementos Wyatt seguía de pie exactamente en el mismo sitio de antes. Los únicos cambios eran que ahora su camiseta blanca se encontraba completamente rota y quemada y que se encontraba de pie sobre un pequeño cráter que habían creado los ataques de los cuatro. - ¿Es una broma? - Dijo Zack mirando a sus compañeros. - ¿Ni un solo rasguño en su piel? - Por primera vez Elena parecía insegura. Alex no dijo nada pero parecía tan inseguro y sorprendido como sus compañeros. - ¡Callaos los dos! - Dijo Aaron con serio. Lo último que necesitaban es que Wyatt se confiara aún más al ver la impotencia de los cuatro. Por su parte el Shinter tampoco les estaba prestando demasiada atención. Parecía muy ocupado quitándose la camiseta quemada y destrozada. Una vez terminado crujió los nudillos mirándolos. - Bien. Empecemos. - Los cuatro se pusieron en guardia al instante y Wyatt se lanzó a por el más cercano. En este caso le tocó a Zack, que para cuando quiso darse cuenta el Shinter ya estaba delante de él alzó el puño y golpeó la cara del Elemento. Sin embargo antes de que el puño del Shinter alcanzara la piel de Zack, éste se dividió transformándose en electricidad haciendo que el puñetazo pasara de largo y encima se electrocutara. Zack se apartó al tiempo que Alex aparecía a su lado. Ambos alzaron sus manos en dirección a Wyatt y un cañonazo de electricidad emergió de la palma del Elektro al tiempo que un chorro de fuego rodeaba el cañozano. Convirtiéndolo en una especie de taladradora de fuego y electricidad. El Shinter alzo la mano y una el ataque chocó contra una pantalla invisible que actuaba como un firme escudo. Mientras tanto Elena y Aaron también planeaban un ataque conjunto. Aaron lanzo una perforadora de viento y Elena lo recubrió con agua. - Muy original... - Murmuró el Shinter al tiempo que alzaba su mano libre y el ataque chocaba contra otra pantalla invisible. Los ataques seguían presionando sus pantallas y para su sorpresa éstas comenzaron a resquebrajarse y eventualmente se rompieron, los dos ataques chocaron contra el cuerpo del Shinter. Eso no fue todo, un torbellino de agua lo rodeó en aquel momento y se congeló al instante con él en su interior.

Los cuatro chicos contemplaron el torbellino congelado expectantes. No sucedió nada durante varios segundos y cuando ya estaban a punto de lanzar un pequeño suspiro de alivio, he hielo comenzó a resquebrajarse. El torbellino de hielo estalló en mil pedazos y mostró a un Wyatt algo molesto o más bien crispado. - Realmente sois una molestia. - El Shinter sabía que no podía golpearles en teoría pues los cuatro tenían la capacidad de dividirse en su elemento de forma subsconsciente. Aquella habilidad también provenía de su poder, por lo que si anulaba los poderes de uno en el momento exacto de golpearlo sería capaz de dañarle. Echó una rápida ojeada a los cuatro. El elemento más devastador era sin duda el fuego, seguido muy de cerca por el viento. Eso dejaba el agua y la electricidad como elementos que se usarían para atacarle intentando pillarle desprevenido. Puesto que era cuando más daño le causarían. Frunció el ceño y desapareció. A los pocos segundos se encontraba detrás de Elena. La Aqua sintió un poco de airecillo justo a tiempo para darse media vuelta y  disparar un potentísimo chorro de agua hirviendo a presión. Wyatt interpuso la mano entre su cuerpo y el ataque y éste se detuvo en seco, como si hubiera quedado suspendido en el tiempo. La misma agua comenzó a resquebrajarse, como si estuviera desintegrando la misma materia y se esfumó en la nada. El Shinter no tuvo mucho tiempo para respirar una llamarada con forma de perro con tres cabezas se lanzó a por él. Fue repelido enseguida por una onda de choque que deshizo el fuego. Algo inútil porque cuando las llamas fueron repelidas, éstas volvieron a adoptar la forma del perro de tres cabezas y volvió a lanzarse con sus fauces abiertas. Esquivó al perro con bastante facilidad, pero un rayo de color negro lanzado por Zack le recordó que los demás también estaban concentrando sus ataques en él. El Shinter sentía que le costaba respirar y sabía que aquello era cosa de Aaron que estaba drenando el aire que tenía a su alrededor. Su cuerpo no reaccionaba como quería y sabía que aquello era culpa de Zack que estaba manejando la electricidad estática de la zona para cambiar el rumbo de sus acciones. Pero un momento... ¿entonces qué estaba haciendo Elena? Wyatt se giró esquivando un último ataque de Zack y para su sorpresa Elena se encontraba exactamente delante de él. El rayo impactó en ella pero lejos de hacerle daño recubrió su cuerpo con la ayuda del agua que estaba actuando como armadura en su cuerpo. La chica intentó arañarlo con unas garras de hielo recubiertas con electricidad, pero Wyatt era más rápido y dio un pequeño salto hacia atrás justo para caer en las garras del perro que lo pisó en el pecho aplastando su espalda contra el suelo. Le cortó la respiración. Alzó la mano apuntando al perro al tiempo que por el rabillo del ojo veía que Elena corría a por él. El cuerpo de la chica continuaba revestido con aquella armadura de agua electrificada y además un remolino de viento que parecía cortar incluso el aire se había formado en su mano izquierda. Toda la torre tembló con una terrible onda de choque que alcanzó al perro y lo deshizo en llamas de nuevo. La vista del Shinter seguía en las llamas esperando a que se reformaran en el perro mientras se levantaba de un pequeño salto. Lejos de que ocurriera aquello las llamas se movieron en otra dirección justo al puño libre de una Elena que ciertamente ya estaba muy cerca. - ¡Esto es por Syndus! - La chica posó sus manos en el pecho de Wyatt al tiempo que los cuatro elementos se juntaban en sus manos y disparaba un rayo que atravesó al Shinter de parte a parte y lo lanzó volando varios metros de distancia.

Bien hecho Elena. - Dijo Aaron mientras los tres Elementos restantes se acercaban a ella. Los elementos que no eran suyos abandonaron su cuerpo al instante que ella se relajaba, todavía mirando el cuerpo de Wyatt con el ceño fruncido. De pronto Wyatt comenzó a reírse de forma sonora, todavía tirado en el suelo. Los cuatro se tensaron en segundos cuando la risa espeluznante alcanzó sus oídos. El cuerpo del Shinter se elevó ante ellos, con el agujero del ataque combinado de Elena había creado aún en su pecho. Aaron se mordió el labio pensando en algún otro plan de ataque. La herida en el pecho de Wyatt empezó a cerrarse delante de sus narices hasta que no quedó prácticamente ni una pequeña cicatriz. - Lo reconozco eso ha estado bastante bien. Syndus os enseño muy bien. Pero basta de juegos. Hasta ahora solo me he defendido. Es hora de que lance mi ataque también. - No había terminado de hablar cuando se teletransportó delante de Elena agarrándola del cuello y anulando sus poderes para que no pudiera deshacerse en agua. Apretó el cuello de la chica con su fuerza sobrehumana, al tiempo que ésta notaba cómo le iba faltando el aire. Los otros fueron a moverse, pero entonces el Shinter alzó la mano libre. - Quietos. O le partiré el cuello en menos de lo que tardáis en llegar a ella. - Sabían que no era un farol. Mientras tanto Elena pataleaba cuánto podía, pero el agarre de Wyatt era realmente muy fuerte. - Atacaros a los cuatro es una molestia y una pérdida de tiempo. Se me acaba de ocurrir un juego para hacerlo más divertido. El juego se llama "A ver cuánto aguantáis." Las reglas son muy simples. Yo os lanzaré ataques uno a uno y vosotros tendréis que recibirlos sin defenderos ni esquivarlos. Si infrigís una de las normas, Elena morirá en el acto. ¿Queda claro? Vamos a verlo. - Puesto que los tres se encontraban prácticamente en el mismo sitio lanzar un ataque que los abarcara a los tres era fácil. Además Elena parecía haberse quedado inconsciente por la falta de aire. Su cara había adquirido un color lila y Wyatt tuvo que aflojar un poquito el agarre para que la morena pudiera respirar. El rubio apuntó a los Elementos con la palma de la mano y lanzó un haz de energía hacia ellos. El ataque los alcanzó de lleno, haciendo que gritaran de dolor y sus cuerpos volaran por los aires. Alex se levantó rápidamente, seguido por Aaron. Zack fue el último en levantarse. Al ser el Elemento Elektro tan rápido. Rara vez lo herían en batalla y por lo tanto no estaba acostumbrado a soportar los golpes tanto como sus dos amigos. Sus cuerpos se encontraban llenos de heridas y esa era la intención del Shinter. Ahora con uno de sus poderes podría torturarlos a los tres agravando sus heridas hasta que cayeran al suelo inconscientes incapaces de soportar más el dolor. Así durante los próximos siete minutos lo único que se escuchó fueron los gritos de los tres chicos que fueron torturados por Wyatt hasta que cayeron uno a uno empezando por Zack y terminando por Alex. Una vez terminado arrojó el cuerpo todavía inconsciente de Elena donde se encontraban los otros tres y suspiró.

El segundo sacrificio ya estaba listo. Comenzó a caminar en dirección a los Elementos cuando se escuchó un pequeño retumbo. Wyatt no le hizo caso y continuó caminando sin ninguna prisa, hasta que se escuchó otro pequeño retumbo y esta vez acompañado de un ligero temblor. Un tercer retumbo mucho más sonoro que el anterior hizo temblar la torre hasta sus cimientos. El Shinter se detuvo frente a los cuerpos de los Elementos, pero antes de que hiciera nada un terrible terremoto sacudió toda la zona. Parecía que la torre estaba a punto de caer cuando el suelo del centro comenzó a agrietarse y una especia de risco lo atravesó hacia arriba como si de una estaca se tratara. ¡Una montaña que había emergido desde las mismas profundidades del suelo había atravesado la torre desde abajo hasta arriba! En la punta de la montaña se encontraba un Syndus con un aspecto lamentable, pero con un semblante de ira que muy pocas veces antes Wyatt había podido contemplar en el rostro de su hermano pequeño. Los ojos de Syndus pasaron de Wyatt a los maltrechos Elementos y después vuelta a Wyatt otra vez. - Céntrate en mi. Soy tu peor problema en este instante. - El rostro del rubio mantenía un semblante entre curioso y divertido, sabiendo de antemano cómo iba a reaccionar su hermano menor. Los ojos del moreno continuaban volviendo a los Elementos muy de vez en cuando y Wyatt rodó los ojos al tiempo que alzaba una mano en dirección a ellos. - ¡NO! - Demasiado tarde. Un haz de luz de color blanco y negro que le puso los pelos de punta a Syndus arrasó completamente los cuatro cuerpos desintegrándolos en el acto. El rostro del más joven de los Shinter se desencajó al ver cómo sus cuatro pupilos morían delante de sus propios ojos. Donde habían estado los cuerpos ya no quedaba nada, salvo polvo y unas pequeñas esferas de luz. Cada esfera contenía el color del elemento que usaban. Era la esencia de cada Elemento. El cuerpo de Syndus comenzó a temblar con ira al tiempo que extendía la mano en dirección a las esferas y éstas volaban hacia su legítimo dueño. Los Elementos habían sido creados a partir de Syndus, quitándose una parte de él para entregárselo a ellos. Ahora que habían  muerto aquella parte volvía a él y restauraba sus antiguos poderes. Volvió la vista hacia Wyatt. Sus ojos, en este instante de un amarillo intenso, chispeaban con furia e ira incontrolables.

No medió palabra alguna. Apuntó con la palma de la mano a Wyatt  y un pequeño círculo con unas extrañas runas inscritas en ella apareció antes de que un rayo imbuido en cinco colores emergiera de él. El rayo cruzó la distancia entre ambos con demasiada rapidez y Wyatt lo esquivó por los pelos. - Magia... - Murmuró el rubio mirando a Syndus y después suspiró lentamente.  - Veo que has recuperado tus antiguos poderes. Por fin peleas como un Shinter de verdad. - Por otro lado Syndus no contestó y de su mano volvió a aparecer otro círculo con runas que se replicó bajó los pies de Wyatt. Sin embargo, esta vez estaba preparado y se teletransportó a un lado. Un demonio imbuido por los cinco colores asomó del círculo. El monstruo era por lo menos dos veces el tamaño de Wyatt y se lanzó hacia él con rapidez. Le propinó un puñetazo y Wyatt lo detuvo con una mano y sin inmutarse con la fuerza de aquel demonio. De la misma mano del rubio apareció un círculo de conjuros con runas y símbolos semejantes al yin y el yang. El demonio se resquebrajó y se rompió en pequeños cachitos como si de un cristal se tratara, desintegrándose en el aire. - ¿Por fin recuperas el Alcaesto y un demonio es lo mejor que se te ocurre? - Casi parecía decepcionado. La decepción no le duró mucho. En el cielo emergió un círculo de conjuros con runas diferentes a las anteriores, pero el significado era claro "agua". Del círculo emergieron millones de astillas de hielo que salieron disparadas hacia él. Vaya. Al parecer ahora Syndus también tenía la capacidad de usar magia elemental y no solo como una capacidad psíquica. Wyatt tuvo que protegerse. Alzó la mano y apareció otro círculo de color negro con el símbolo del yang. Un muro de oscuridad soportó la embestida de los millones de astillas que no paraban de caer y parecían no terminar nunca. El muro se transformó en un dragón y embistió contra todas las astillas que caían repeliéndolas hasta que alcanzó el círculo de conjuros azul y lo engulló haciendo que ambos conjuros se desvanecieran. - No quiero matarte... pero tengo que hacerlo. Si te dejo vivir amenazas a todo el planeta. - Syndus habló por primera vez. Por su voz casi parecía sentir pena por sus palabras. - Eso es muy noble por tu parte, pero no puedes matarme. Ni siquiera con el Alcaesto y eso eso es lo más lejos que puedes llegar. - Syndus frunció el ceño, pero Wyatt siguió hablando. - Y no olvides que los Elementos han muerto. El sacrificio ha sido completado por lo que el paraíso llegará a la tierra cuando aparezca el primer rayo de sol en el horizonte. - Así que el tiempo de Syndus se estaba agotando.

Ya no tardaría en amanecer y aunque ninguno de los dos estaba realmente cansado por el combate Syndus llevaba las de perder. ¿Pero cómo detenías a alguien a quien no podías derrotar? "Séllalo." La voz fue apenas un susurro en su mente y era la voz de Aaron. ¿Se lo habría imaginado? ¿Estaba empezando a desvariar? Sin embargo eso le dio la idea. ¡Por supuesto que podía sellarlo! Con la tierra como su aliado y utilizando el Alcaesto, podría sellar a Wyatt en las mismísimas entrañas de la Tierra. En un lugar el que nadie jamás pudiera llegar, se aseguraría de aquello. Un golpe en el estómago le devolvió bruscamente a la realidad. Wyatt acababa de darle un puñetazo imbuido en una extraña magia blanca. Suponía que era el poder "yin" el opuesto al "yang" que también dominaba. Se le cortó la respiración. Otro círculo de conjuros con cinco runas y el rubio salió repelido hacia atrás, dándole a Syndus tiempo para respirar. Wyatt había golpeado su pecho, pero no entendía por qué le dolía todo el cuerpo como si estuviera siendo atravesado por miles de cuchillos una y otra vez.

¿Todavía no entiendes la diferencia entre la magia que usas ahora y lo que hacías antes, verdad? - Syndus asintió. Es cierto que no lo entendía y además eso le ayudaría a ganar algo de tiempo para intentar apresar a su hermano. - Los Shinter recibieron el don de la magia de mano de los Dioses. También puedes llamarla alquimia si así lo deseas. El "Ars Magna" el poder o la habilidad de crear todo lo que tu mente desea de la nada. - Hizo una pausa mirando al horizonte que comenzaba a ponerse rojo. Señal de que amanecería en nada. - Por supuesto tú no eres como yo. Te apellidas "Shinter" pero no lo eres. ¿Nunca te has preguntado por qué tus poderes solo se remiten a los elementos del planeta? Somos hijos de padres diferentes. - Dijo al final al tiempo que los ojos de Syndus se abrían como platos. - Yo soy hijo de Heclacio Shinter, por supuesto, pero tú no lo eres. Supongo que nuestra madre conoció a otro hombre después de que abandonara a mi padre. - Los labios de Syndus se crisparon. No quería creer ni una sola palabra que saliera de los labios de Wyatt. - Mientes... - Por su parte el Shinter soltó una fría y seca carcajada. - ¿Por qué iba a mentirte? Ya no tiene ningún sentido hacerlo. Tus poderes se remiten a los elementos de este planeta porque tú, Syndus, eres el hijo de la Tierra. Del planeta. - Aclaró con calma volviendo la vista hacia él. - Por eso somos diferentes y nuestros poderes también lo son. Por eso jamás podrás derrotarme. Tus poderes están limitados a este planeta, pero los míos no. Puedo hacer cuánto salga de mi imaginación. - Wyatt se encogió de hombros y Syndus alzó la vista, tratando de asimilar todo lo que le estaba contando. - Bueno, estás olvidando algo muy importante. - Murmuró el pelinegro al tiempo que Wyatt enarcaba una ceja. - ¿Y qué es? - Syndus ensombreció la mirada al tiempo que sus ojos cobraban vida con aquel color amarillo intenso. - Estás en mi planeta.

No había terminado la frase cuando unas cadenas de fuego se materializaron  bajo el suelo y atraparon las piernas de Wyatt. El Shinter fue a reaccionar pero Syndus llevaba planeando aquello desde que su hermano había empezado a hablar. Cuatro columnas de tierra se materializaron a su alrededor al tiempo que eran unidas por una red eléctrica convirtiéndolo en una prisión. Wyatt estaba en el centro, una burbuja de agua gigante lo había rodeado y el viento lo hacia girar en todas las direcciones para impedir que el Shinter pudiera salir a ningún lado. Todas aquellas medidas de seguridad para crear una prisión no tenían mucho sentido. Wyatt podría anular sus poderes y la prisión se desvanecería como si nada. Sin embargo por algún motivo no lo hizo y cuando Syndus se fijó en su hermano vio que éste sonreía, pero no lo hacía de aquella forma tan macabra e inhumana que había mostrado hasta ahora. No. Sonreía como lo había hecho siempre hasta que se habían separado. Syndus dudó, ¿era una treta? El suelo comenzó a abrirse al tiempo que la torre tambaleaba y comenzaba a hundirse poco a poco en la tierra. Syndus sacudió la cabeza y después un último círculo de conjuros se materializó sobre Wyatt. Una esfera gigante de cinco colores lo rodeó y lo elevó unos metros en el aire, el Shinter sonrió. - Bien hecho. Gracias hermano. - Fue lo último que dijo antes de que la esfera chocara contra la torre y la destrozara al tiempo que caía hasta abajo, desintegrando todo a su paso. Se introdujo en la misma tierra llevándolo más y más hacia abajo. Segundos después hubo un estallido de dimensiones incalculables y Syndus salió volando cayendo desde lo que quedaba de la torre. La onda de choque de la explosión lo había golpeado de lleno y dejado inconsciente. El cuerpo cayó desde una altura de más de 300 metros al suelo y la torre desapareció desintegrada prácticamente por la explosión. En el suelo había quedado un cráter gigante que segundos más tarde se regeneró quedando como nuevo al tiempo que un sello gigante con cinco runas quedaba grabado en él.

FIN DEL VOLUMEN 2.

2 comentarios:

  1. Te dije que Wyatt había sido corrompido por el Furby

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  2. Bueno puesto que mi anterior comentario te ha parecido muy deficiente aquí te dejo todo de lo que te estuve hablando:

    En referente a la pelea no es tan malo como la del capítulo anterior. Tiene una continuidad y es fácil de seguir y meterse. Aunque eso de que Wyatt se quitara la camiseta (estúpido y sensual Wyatt)

    En lo que refiere a la descripción del entorno sigue algo floja. Te has centrado mucho en hacer una buena pelea que se te ha olvidado poner alguna que otra referencia más al entorno. Para ver si necesita alguna más, puedes dejarle a alguien que no haya leído el anterior capítulo que lea este capítulo y pedirle que te diga como se imagina el escenario.

    Y por fin tío, por fin, separas en párrafos. Queda más ligero a la hora de leer el contenido y no se hace tan libro de Ingurune.

    Para acabar el final. Es como que resuelves algo pero mandas al garete TODO. Es como te descubro un poco, y te lleno de interrogantes para que sigas leyendo.

    En fin espero que sigas pronto o me tendrás pinchándote con el lápiz otra vez.

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