lunes, 30 de abril de 2012

The Beginning of the End


                                     EL MAL QUE DEVORA EL MUNDO


                                                                                       Diciembre del 2011


  Wyatt escuchó la femenina voz de Elena dirigiéndose a Syndus al tiempo que cerraba tras él la puerta de la cocina. Suponía que ahora los Elementos le preguntarían a Syndus a ver si Wyatt le había echado mucho la bronca y acto seguido Aaron atacaría en seguida con preguntas a cerca de la Miasma. Lo sabía porque el joven Ventus tenía la frente arrugada y un extraño brillo de concentración en sus ojos, señal inequívoca de que le estaba dando vueltas a lo que Syndus había dicho. Ya hablaría más tarde con su hermano respecto a lo que les diría a los Elementos, en aquel momento su única prioridad era el "Shinter" que estaba sentado en la mesa de la cocina. El anciano sonrió con amabilidad cuando vio entrar a Wyatt y el chico sonrío también, era mera cortesía claro; ya que no tenía ni idea de las intenciones del tal Heclacio, del mismo modo que no sabía si su historia era verídica o no. Caminó hasta la silla que quedaba libre y se sentó en ella, frente al anciano, que se encontraba al otro lado de la mesa. Ambos se miraron largo rato y el anciano parecía no tener prisa por hablar, es como si estuviera observándole en todo momento: sus reacciones, gestos, movimientos... Eso a Wyatt lo sacaba de sus casillas, quería respuestas y las quería ahora.-Le escucho...-dijo el rubio como incitándole a hablar. Heclacio por su parte pareció volver a la realidad, como si hubiera estado perdido en sus propios pensamientos.-Está bien joven, eso sí, te agradecería que no me interrumpieras bajo ningún concepto, a no ser que sea para contestar alguna pregunta que te haga yo. Es que mi memoria ya no es lo que era y no quiero perder el hilo de la explicación, ya que entonces tendría que  empezar desde el principio otra vez.-Comentó con voz profunda y algo cansada. Wyatt por su parte asintió a la petición del viejo.-Está bien.-


  El anciano tosió varias veces de forma débil y en aquel momento Wyatt se dio cuenta de que lo había llamado joven, a él; que dentro de un año justo, en Diciembre iba a cumplir 2012 años. Lo miró de forma curiosa intentando calcular los años que tendría Heclacio en realidad. Fue la voz del anciano con el principio de su historia lo que lo devolvió a la realidad e hizo que fijara toda su atención en él.-Hace ya muchísimos años, cuando los primeros humanos comenzaban a caminar.... No, espera, tal vez sería mejor que empezara con una antigua leyenda de la tribu Shinter, tal vez te ayudará a entenderlo todo mejor, incluido tu existencia.-El anciano hizo una pausa, probablemente para ver si Wyatt le hacía alguna pregunta al respecto, pero el rubio recordaba las palabras de Heclacio que le había pedido por favor que no le cortara a no ser que él no le preguntara algo directamente. Al ver que Wyatt no decía nada, el anciano sonrió levemente y continuó con su historia.-La leyenda cuenta que el Universo está dividido en dos planos, el plano de los Mortales, el nuestro; y el plano de los Divinos, donde obviamente, moran los Dioses Creadores. ¿Qué son los Dioses Creadores? Se dice que son Entes de increíble poder y se desconoce su forma física, si es que la tienen y su número, no se sabe cuántos son. Lo que sí se sabe es que en algún momento de su existencia decidieron crear un plano en un Universo paralelo. En ses plano, podrían crear todo lo que quisieran a su antojo. Así fue como construyeron la Tierra. Poblaron la Tierra con animales y crearon a su primera raza. Fue la raza en la que más interés y cariño pusieron, si es que los Dioses pueden sentir cariño hacia algo tan insignificante como nosotros. Otorgaron grandes poderes a esa raza, poderes que podían cambiar el mundo en el que ellos vivían. Al parecer, los Dioses querían comprobar cómo adaptaban el mundo o qué cambios realizaban en el. No eran muchos, apenas llegaban a 30 individuos y la raza recibió el nombre de los Shinter.-Hizo otra pausa, como esperando a que Wyatt asimilara toda la información antes de seguir con más. Heclacio tosió de nuevo, parecía tener la garganta seca así que Wyatt se levantó, fue al grifo y llenó un baso de agua en el fregadero. Se sentó de nuevo en la mesa y se lo entregó al anciano, que aún seguía tosiendo: no era nada agradable de escuchar.-Gracias joven. Bien como iba diciendo los Shinter tenían grandes poderes y adoraban a los Dioses que se los habían concedido.  Sin embargo, ni siquiera una raza tan pura como los Shinter, estaban libres del orgullo y la vanidad y mucho menos del egoísmo. Así que un día los Shinter hicimos una asamblea, sí, yo estuve ahí . Los Shinter nos teníamos a nosotros mismos por gente buena que siempre trataba de ayudar a la gente, no obstante teníamos sentimientos negativos, y eso nos asustaba, porque sentíamos que fallábamos a los Dioses al sentir cosas como celos, rabia, odio etc. Así pues decidimos que teníamos que librarnos de nuestros sentimientos más negativos y oscuros. Una vez tomada la decisión debíamos llevar a cabo un ritual durante un Eclipse Lunar. Recuerdo que era Diciembre en aquella época y realizamos el ritual para despojarnos de todos nuestros males. La cosa no salió como nosotros esperábamos, los sentimientos de los que nos despojamos eran mucho más fuertes de lo que pensábamos y se transformaron en una especie de nube que arrasaba con todo lo que pillaba. A ese mal le dimos el nombre de Miasma, el Mal que Devora el Mundo. En apenas tres días la Miasma se propagó por todo el mundo, aniquiló al 80% de la población animal, extinguiendo totalmente a los dinosaurios. Conseguimos detener la Miasma antes de que aniquilara todo el planeta y lo sellamos exactamente en un Templo que se encontraba en África, donde se juntaban todos los puntos cardinales El mal había sido evitado y la Tierra sobrevivió, aunque a un alto precio. Los Dioses, furiosos por lo que hicimos con su preciado planeta nos condenaron, nos despojaron de nuestros poderes y le otorgaron al anciano de la tribu el don de proteger el sello. Crearon otra raza, dando la espalda a la nuestra. Esta raza tenía muchas similitudes con la nuestra, salvo que tenían una gran diferencia, desde el principio fueron creados sin poderes, para que no volviera a suceder lo mismo que había sucedido con nosotros. Aún así pronto comprobaron que los humanos estaban corrompidos y que eran seres crueles y unos parásitos del Planeta. Así pues ya hartos de todos nosotros, los Dioses condenaron al mundo. Cuando la Tierra llegara a cumplir los 734380 días, colapsaría y destruiría. Sé lo que estás pensando, dime Wyatt, cuántos años tienes?-


  Por su parte, Wyatt estaba tratando de asimilar toda la información que le iba llegando de boca de Heclacio. Ahora por fin sabía lo que era el Miasma, del mismo modo que sabía que aún seguía sellada. Sabía dónde se encontraba aquel templo, Sadler le había mostrado aquel lugar hace ya más de 400 años. Sadler era el líder de la Tribu Shinter. Sin embargo Sadler había muerto justo antes de su marcha. De hecho en su lecho de muerte le había sugerido a Wyatt la idea de entregar poderes a la gente, para que ayudaran a hacer un mundo mejor. Wyatt lo había estado reconsiderando desde entonces, pero no se había atrevido a hacerlo aún. Muchas veces se preguntaba si crearía un vínculo tan estrecho con esas personas, como el que tenía Syndus con los Elementos. Era cierto que Wyatt se llevaba muy bien con los Elementos e incluso era él el que les enseñaba la mayoría de las cosas. Aún así, en lo que a combate elemental se refería, era Syndus el que se ocupada de entrenarlos y parecía que gracias a ello, habían desarrollado un vínculo más especial. Además, Wyatt siempre había sido más estricto con los Elementos mientras que Syndus se comportaba más como un colega que como un hermano mayor. En ese sentido, el trabajo sucio siempre le correspondía a él y a veces eso resultaba odioso. A Wyatt también le gustaría reírse y divertirse todo el día gastando bromas, pero había lecciones en la vida que alguien debía de enseñarles y Syndus nunca había estado por la labor de hacerlo. Luego estaba el hecho de que Wyatt ya tenía práctica en actuar como un hermano mayor, puesto que lo había hecho durante todas su vida con Syndus. De hecho cuando Syndus descubrió que tenía la capacidad de dominar los elementos Wyatt era el único que conseguía pararle los pies y eso que ni siquiera sabía que tenía poderes. Lo hacía porque se había ganado el respeto de Syndus y el joven veía a su hermano como una autoridad y un modelo a seguir. Syndus idolatraba a Wyatt y él lo sabía, aunque también sabía que su hermano pequeño nunca lo reconocería, ni en público y mucho menos aún delante de su hermano mayor.

   Fue entonces cuando se dio cuenta de que el anciano se había dirigido a él con una pregunta en concreto, así que tenía permiso para interrumpir y contestar a dicha cuestión.-2011, pero no puede ser...-Probablemente el viejo tenía razón cuando había dicho que sabía en qué estaba pensando Wyatt. Era imposible que vivieran en el año 2011 si tal y como había dicho Heclacio, los Dioses habían condenado al mundo a ser destruido cada 734380 días, lo que era equivalente a...-!2012 años, eso son 2012 años! ¿Quieres decir que el mundo colapsará y se destruirá el Diciembre del año que viene?-Preguntó el chico atónito y por primera vez en su vida, asustado. El viejo lo miró durante largo rato, sin decir nada.-¿Es que no has oído nada de lo que te he dicho Wyatt?-Preguntó Heclacio sin alterar su tono de voz en ningún momento.-Usted ha dicho que los Dioses condenaron al mundo a vivir 724380 días, eso equivale a 2012 años...-Pero el anciano levantó la mano en señal de que iba a hablar y Wyatt se calló.-Te estoy diciendo muchacho que yo tengo más de 5 000 000 de años. Lo cuál entra en contradicción con lo que te he contado de los Dioses.-Dijo el anciano con infinita paciencia mientras Wyatt arremetía de nuevo olvidando la norma que le había puesto Heclacio al comenzar con su historia.-¿Entonces vuestra leyenda es una gran mentira? ¿Para qué me la cuentas entonces?-El viejo negó con la cabeza de nuevo.-Despacio chico, no estás pensando con claridad, te estoy diciendo que he vivido 5 000 000 de años, pero tú ahora en este  instante, VIVES EN EL AÑO 2011, ¿no ves nada de extraño en ese dato?-Fue entonces cuando Wyatt se dio cuenta de lo que Heclacio estaba intentando contarle.-¿Me está diciendo que estamos viviendo en un año falso?-Preguntó el rubio sin poder contenerse, a lo que el anciano simplemente sonrió.-Dime, ¿tienes una idea de cuántos 2012 ha habido ya? ¿Cuántos borrones y cuenta nueva? Hasta ahora, los Shinter, hemos conseguido evitar todos y cada uno de los Apocalipsis que tocaba cada vez que se cumplían 2012 años. Cuando el desastre era evitado con disimulo los años seguían transcurriendo, pero cuando ocurrían grandes desastres, teníamos que borrar todo lo sucedido y empezar de cero y hasta ahora nos había ido bien. Pero desde la muerte de Sadler nos hemos quedado sin el poco poder que nos quedaba y ya no podemos hacer más, el sello de la Miasma se está rompiendo, y los Shinter hemos muerto todos, yo soy le último de la tribu.-Comentó el anciano con voz cansada y débil. La verdad cayó sobre Wyatt con la fuerza de un yunque. Si los Shinter estaban muertos, nadie conseguiría evitar el próximo Efecto 2012.-En ese caso, vamos a morir todos...-Susurró Wyatt todavía con voz de no poder creérselo.-El último borrón y cuenta nueva fue hace 2011 años sí, es cierto,y justo fue el año de tu nacimiento. Creíamos de verdad que aquella vez no lo contaríamos hasta que apareció ella....-Dijo el viejo y su voz se tiño de cariño durante un instante.-¿Ella?-preguntó Wyatt sin comprender.-Tu madre Wyatt, fue ella la que nos salvó a todos.-Wyatt sintió una oleada de emociones cuando oyó hablar de su madre.-¿Mi madre os salvó?-Dijo con emoción contenida.-Sí, Chrystina Celeste, la recuerdo perfectamente. Creo... creo que ya va siendo hora de que te hable de tus padres y de tu pasado, de tu verdadero pasado.-





sábado, 28 de abril de 2012

The Beginning of the End


                                         LOS SHINTER


                                                                                          Diciembre del 2011


  Wyatt se quedó plantado en la puerta sin saber exactamente qué decir. ¿Cómo había llegado aquel anciano hasta ahí? ¿Le había perseguido? Wyatt lo miró detenidamente, a juzgar por su apariencia, el anciano debía de rondar los 100 años. Era imposible que aquel viejo hubiera seguido su rastro. A penas parecía ser capaz de tenerse en pie, mucho menos de perseguirlo a través de un desierto durante varias horas bajo un sol casi insoportable. Reinaba un silencio total en la cabaña. Desde las palabras de Heclacio, los Elementos habían permanecido en silencio, incluso Syndus, que siempre estaba bromeando y abría la boca en el momento menos oportuno, había comprendido que la situación era extraña y peliaguda.

  Todo parecía haber quedado congelado al tiempo que las preguntas y las dudas volvían a la mente de Wyatt como si de un huracán se tratara. Para empezar daba la casualidad de que era un Shinter, después daba la casualidad de que se había cruzado con él en la calle de una aldea que había encontrado de chiripa a dos horas de distancia de ahí; y para terminar aquel "pobre anciano" había recorrido dos horas bajo el sol del desierto en busca de Wyatt. El chico creía que la tribu de los Shinter se había extinguido hace unos 400 años. Exactamente después de que él y su hermano Syndus abandonaran el lugar. Los Elementos se encontraban ahora los cuatro sentados en "su sofá" como ellos lo denominaban. Alex y Elena habían vuelto a sentarse cuando Wyatt se había vuelto para abrir la puerta y desde la aparición del misterioso Heclacio ninguno de los cuatro había dado síntomas de estar vivos siquiera, parecían estar petrificados o muy atentos a la situación. Syndus por su parte estaba entre los Elementos y Wyatt mirando primero al viejo y después a su hermano, como si se tratara de un partido de tenis en el que se había perdido un tanto de vital importancia. Tiró de la manga a su hermano mayor, ya que Wyatt era bastante más alto que Syndus. Al principio Wyatt lo ignoró, pero al decimocuarto tirón, se vio obligado a despegar la vista de Heclacio y volverla hacia su hermano.-¡¿Qué?!-Preguntó con un tono de voz algo estresado. Syndus no se amedrentó ante el tono de su hermano y siguió a lo suyo.-Wyatt, ¿quién es este anciano? ¿lo conoces?-Wyatt por su parte, que no las tenía todas consigo, no tardó mucho en saltar.-¡Pero de qué le voy a conocer Syndus! He coincidido con él hoy en una aldea que está como a unas dos horas de aquí, pero hasta ahí, nada más.-Dijo el chico algo arisco.

  Heclacio por su parte no había dicho una palabra desde que se había presentado y le había comentado a Wyatt de que tenían que hablar, pero al ver que los dos hermanos se comportaban como si en aquel momento él no estuviera en aquel lugar, carraspeó. Los hermanos bien no lo escucharon o bien le ignoraron porque siguieron ambos con su discusión, así que el anciano volvió a carraspear. Entonces se escuchó una voz que provenía desde el interior de la sala de estar, exactamente del sofá donde estaban sentados los Elementos.-Tened cuidado, que parece que el viejo está a punto de sufrir un infarto o algo, no deja de carraspear.-Soltó Alex con su habitual tono burlesco. No tardó en recibir un suave codazo por parte de Elena que estaba haciendo enormes esfuerzos por no reír-No hables así del anciano Alex...-Dijo la chica, pero no había terminado de hablar cuando un coro de risas provenientes de Aaron y Zack la sorprendieron y la chica acabó riendo también, aunque con algo más de disimulo que sus amigos. Por su parte Wyatt volvió a fijar su atención en Heclacio como si acabara de recordar que estaba ahí y Syndus se desternillaba de risa por la broma de Alex.-¿Cómo conoce mi nombre? ¿Y cómo diantres ha llegado aquí?-Preguntó antes de que el anciano se pusiera a replicar o comentara algo de la bromita que había hecho el pelirrojo. Heclacio por otro lado ni se inmutó ante las palabras del Elemento Ignis y se centró en Wyatt al ver que éste último recordaba que se encontraba ahí.-Llevo esperando tu llegada desde que abandonasteis nuestra tribu hace ya más de 400 años y en cuanto a tu pregunta de cómo he llegado aquí, se puede decir que estoy más en forma de lo que parece.-Esta vez fue el propio Wyatt el que volvió la vista hacia su hermano. Los Elementos no habían llegado a conocer nunca a la tribu Shinter, ya que Syndus y él les dieron vida unas décadas más tarde cuando el mundo había empezado a colapsar.

  Había algunas cosas que no concordaban con aquello. Por la cara que tenía Syndus supo que estaba pensando lo mismo que él, no necesitaba leer la mente de su hermano para saber lo que estaba pensando, siempre habían mantenido un vínculo muy estrecho. Syndus parecía estar muy serio, lo que quería decir que sospechaba que el anciano les había mentido. Wyatt también pensaba que había algo sospechoso, pero no creía que el tal Heclacio les hubiera mentido a cerca de su procedencia.-Eso es prácticamente imposible señor, ya que la tribu Shinter se extinguió siglos atrás.-Soltó Wyatt exponiendo sus dudas mentales en voz alta. Heclacio negó levemente con la cabeza mostrándose en desacuerdo con aquel dato.-Estaré encantado de contaros la verdad sobre eso, pero antes... ¿seríais tan amables de dejar entrar y ofrecer alojamiento a un pobre anciano? Ha sido un viaje largo.-Dejó caer mientras estiraba la espalda y varios huesos sonaban con un limpio "clack". Esta vez, fue Syndus el que habló y lo hizo antes de que Wyatt tuviera siquiera ocasión de pararle antes de que dijera cosas que no debía de decir.-Venga ya, deja ya de inventarte historias, tanto yo como Wyatt vimos cómo la tribu fue engullida por aquel extraño fenómeno que por aquel entonces asolaba el planeta.-Heclacio iba a hablar, pero Syndus volvió a cortarle antes de que hubiera tenido tiempo ni de decir "a".-¡No vengas a contarnos cuentos chinos ahora! ¡Tanto Wyatt como yo fuimos testigos de cómo la Miasma arrasaba con la Tribu! ¡Y los tres sabemos que no hay forma existente de salvarse del Miasma!-De pronto un silencio sepulcral sobrevino a lo largo de toda la estancia mientras Syndus respiraba por fin y Wyatt clavaba los ojos en su hermano menor.-Es suficiente Syndus, pase Heclacio. Allí, vaya a la cocina.-Indicó con aparente calma mientras el anciano entraba y se dirigía con paso tranquilo hacia la cocina, bajo la mirada de los Cuatro Elementos que estaban viviendo aquello como meros espectadores, sin intervenir en ningún momento; excepto en el momento en el que Alexander había hecho una de sus clásicas bromas pesadas.

  El rubio esperó a que Heclacio hubiera entrado en la cocina. Después cogió a su hermano del brazo y lo arrastró hasta su habitación, donde cerró la puerta con un suave portazo antes de volverse hacia su hermano menor con una chispa de furia reflejada en su mirada.-¿Se puede saber qué haces Syndus? No deberías haber mencionado la Miasma y menos delante de los Cuatro Elementos.-Syndus no tardó en ponerse a la defensiva cuando Wyatt nombró a los Elementos.-¿Por qué no? Yo creo que tienen derecho a saberlo Wyatt.-Espetó su hermano sin elevar apenas su voz. Wyatt suspiró y permaneció en silencio durante un momento. Cada vez que nombraba a los Elementos o decía algo que los Elementos habían hecho mal Syndus saltaba en seguida como si le estuvieran atacando a él o algo parecido. Por eso generalmente cuando los chicos hacían algo mal Wyatt se lo decía directamente a ellos y así se ahorraba el tener que discutir con su hermano menor. Wyatt entendía la preocupación de Syndus hacia ellos, porque él también lo tenía, pero no de la misma forma. Syndus quería mantener a los Elementos en una especie de burbuja de felicidad y por su parte, Wyatt quería mostrarles las cosas tal y como eran. Es como si dos padres se estuvieran peleando por la educación de sus hijos, cosa que era así en parte.-Porque el destino de los Elementos está ligado a muchas más cosas de las que creemos y una de esas cosas es la Miasma y lo sabes. Ahora que han oído hablar de ella, sé que harán preguntas o como poco Aaron las hará. No quiero que me hagas preguntas hasta que no pueda proporcionarle todas las respuestas, ¿entiendes?-Argumentó suavizando el tono de voz. No quería que Syndus pensara que le estaba echando la bronca o algo parecido. Uno, porque no lo estaba haciendo y dos. porque sabía que si Syndus se lo tomaba como tal, tendrían que alargar aquella discusión más de lo necesario y aquel no era el mejor momento, no cuando tenían a un supuesto Shinter sentado en una de las sillas de la cocina.-Entiendo... lo siento.-Se disculpó el joven moreno con un tono de voz que sugería que lo sentía de verdad.-No pasa nada tranquilo, si te preguntan evade el tema lo máximo posible y ya está.-Le dijo con suavidad al tiempo que volvía a abrir la puerta de su habitación, esta vez para salir.

  Como Heclacio había insistido en que quería hablar con él, Wyatt se dirigió a la cocina mientras Syndus volvía a la sala de estar.-¿Te ha reñido mucho?-preguntó una preocupada Elena, pero antes de que Syndus pudiera contestar, fue Zack el que habló.-No se le ha oído apenas así que aunque sea no te ha gritado demasiado.-Añadió Zack con la intención de animar a Syndus y calmar sus ánimos. Alex por su parte no parecía nada intersado en el tema de conversación y Aaron tenía la frente arrugada, señal de que estaba dándole vueltas a algo.-No, no me ha reñido apenas Elena, simplemente me ha dicho que no debería de haberle gritado así a ese anciano y algo de razón tiene, pero es que me ha sacado de quicio.-Dejó caer Syndus al tiempo que notaba que Aaron volvía a fijar la vista en él.-¿Por lo que ha dicho, no? Eso de que los Shinter no están extintos como vosotros pensabais.-Y antes de que Syndus pudiera contestar Aaron volvió al ataque.-¿Qué es la Miasma Syndus? ¿Y quienes eran los Shinter?-Las palabras flotaron un momento en el aire mientras Elena, Zack e incluso Alex clavaban sus ojos en Syndus esperando una respuesta por su parte.-Veréis, los Shinter eran una especie de antigua tribu guardián y protegían y custodiaban al Planeta del Miasma. ¿Qué es el Miasma? Lo siento, pero yo no puedo responder a esa pregunta y me temo que Wyatt tampoco, pero si se supone que ese anciano es en realidad un Shinter, significa que las respuestas a tus preguntas podrían estar dentro de esa cocina.-Terminó Syndus al tiempo que se oían voces provenientes de la cocina, señal de que Wyatt y el tal Heclacio, estaban manteniendo una conversación. 

viernes, 27 de abril de 2012

The Beginning of the End

                                                          VUELTA ATRÁS

                                                                                                              Diciembre del 2011


 Había un suave ruido que le molestaba. Cada vez más intenso, pero no por ello más fuerte. Aquel ruido se metía desde su oreja hasta su sien y cada vez que lo oía era como un suave martilleo en la cabeza. El ruido provenía de la habitación de al lado, probablemente de un cuarto de baño. Alguien se había dejado el grifo abierto y aquel ruido que provocaban las gotas al estrellarse contra el lavabo, lo estaban desquiciando. Él mismo habría ido a cerrar aquel maldito grifo, de no haber sido porque curiosamente le dolía hasta el último músculo de su cuerpo. No sabía si quiera dónde estaba, del mismo modo que no sabía cómo había llegado a aquel lugar. El dolor que sentía en el cuerpo era tan solo superado por aquel intenso dolor de cabeza que tenía. No era capaz ni de abrir los ojos siquiera y mucho menos de mover su cabeza. Si a eso le sumaba el hecho de que aquel constante goteo lo estaba poniendo histérico, su dolor de cabeza en vez de remitir, iba en aumento. Oía voces, varías voces y en un esfuerzo por diferenciarlas, se dio cuenta de que eran cinco voces de varón y una voz femenina. Hizo otro esfuerzo para escuchar lo que decían, pero un fuerte dolor parecido al de un martillazo lo devolvió a la cruda realidad de sus actuales circunstancias. Aquel dolor de cabeza lo estaba matando y si no intentaba dormir y descansar sabía que no se le pasaría nunca. Así que apoyó la cabeza de nuevo en la almohada y se tapó bien, cerrando los ojos hasta quedarse dormido.


 Ruido de nuevo, pero en esta ocasión era un ruido diferente al anterior. Eso era lo que lo había despertado. Abrió los ojos al instante en el que alguien se echaba encima suyo en la cama donde se encontraba.-¡Arriba dormilón! Llevas durmiendo más de un día entero, ni que te hubieran dado una paliza o algo semejante.-La voz era jovial y alegre. Después el chico le dio dos suaves cachetadas en la mejilla.-Venga Wyatt, que cualquiera diría que el hermano mayor eres tú.-Wyatt se revolvió en la cama mientras se erguía como podía y es que su hermano también pesaba lo suyo, aunque estuviera bastante flacucho.-¡Quita de encima Syndus, que no es que peses precisamente poco!-Se quejó Wyatt mientras le daba un suave empujón a su hermano menor y éste caía rodando por la cama como un saco. Hasta ahora no se había dado cuenta que tanto el dolor de cuerpo como el de la cabeza habían desaparecido. Syndus se levantó del suelo enseguida y tiró de las mantas con rapidez. Wyatt suspiró con infinita paciencia y es que cuando a Syndus le entraban ganas de pinchar a alguien, no era capaz de parar. Se levantó con desgana y se puso las zapatillas de andar por casa mientras seguía rumbo al baño. Se miró en el espejo un momento intentando recordar cómo había llegado a casa y qué había estado haciendo todo el día de ayer.

  Los recuerdos acudían a poco a poco llenando los vacíos de su memoria. Recordaba una persecución, cómo a pesar de sus esfuerzos lo habían pillado y que después se había desplomado víctima del cansancio y de la paliza mental que llevaba encima. Espera, en ese caso, la luna debía de estar parada y fuera debía de haber un Eclipse Lunar. Salió del baño rápidamente y se dirigió a la ventana de la sala de estar ignorando al grupo de cuatro que se encontraba sentados en el sofá. Se sorprendió cuando vio que el sol golpeaba con toda su fuerza contra la superficie y no había Eclipse de ningún tipo. Uno de los chicos que estaban sentados en el sofá se acercó a Wyatt al ver que éste se comportaba de forma extraña.-¿Ocurre algo Wyatt?-Preguntó con algo de preocupación en su voz. Wyatt se giró despacio hacia el chico rubio con media melena que tenía delante.-¿Y el eclipse Lunar?-Su amigo lo miró sin entender así que Wyatt siguió hablando.-¿Ha pasado ya el eclipse Lunar que llevaba semanas?-El rostro de sorpresa de su compañero aumentó un poco de grado.-No ha habido ningún eclipse Lunar desde hace 4 meses Wyatt y menos uno que durara semanas, eso es imposible ya lo sabes-Dijo mientras dirigía la mirada a sus amigos del sofá. Uno de ellos que había estado escuchando la conversación se acercó a ellos, tenía pelo negro, exactamente del mismo color que sus ojos.-¿Qué pasa?¿Wyatt? -Al ver que éste último no contestaba porque parecía muy ensimismado miro a su amigo.-¿Aaron?-Preguntó con curiosidad.-No estoy muy seguro Zack, ¿tú sabes algo de algún eclipse Lunar que haya durado semanas?-soltó el chico de en forma de pregunta al tiempo que Zack arqueaba las cejas.-No he oído hablar de ningún eclipse Lunar, el último fue hace 4 meses, además un eclipse Lunar no dura semanas; eso es imposible y lo sabes.-El otro joven asintió mostrando su conformidad con él y ambos chicos miraron a Wyatt algo extrañados por las preguntas que estaba diciendo.-No le hagáis caso, lo más probable es que lo haya soñado, después de todo lo que ha dormido tampoco me extrañaría.-Wyatt le dio un suave codazo en las costillas medio riendo al tiempo que los otros dos sonreían también.


  Wyatt fue recuperando la normalidad poco a poco. No estaban en el 2012, como él había pensado en un principio se encontraban en el 2011 y el mundo tampoco estaba a punto de terminar. Nada coincidía con lo que él había vivido o creía haber vivido con sus misteriosos perseguidores. Lo único en lo que coincidían era que estaban en Diciembre, además en esa extraña vivencia Wyatt ni siquiera recordaba quién era. Eso explicaba por qué huía de sus perseguidores, porque de haber recordado quién era, probablemente sería al revés y serían sus perseguidores los que estarían huyendo de él. Al final decidió que aquello no había sido sino un sueño o en su defecto una pesadilla de muy mal gusto y dejó de preocuparse por aquello.

  Su viaje a Egipto junto a Syndus y los Elementos estaba resultando muy entretenido. En un principio Wyatt no había querido ir porque Syndus había desarrollado un vínculo extraño con los Elementos y el chico muchas veces sentía como que sobraba. Aquel día sin embargo, los Elementos y Syndus fueron a investigar una antigua pirámide y Wyatt poniendo de excusa que no le apetecía ir, se había quedado él solo en la cabaña que habían alquilado. Cuando estuvo seguro de que el grupo se había ido, Wyatt salió a dar una vuelta por ahí. Caminó durante un par de horas hasta que llegó a lo que parecía ser un pueblo bastante viejo. El pueblo no parecía muy habitado, de hecho, más que un pueblo aquello parecía una aldea. Iba distraído cuando sin querer chocó contra alguien. El anciano cayó al suelo y Wyatt apenas se movió por el golpe. Rápidamente ayudó a aquel anciano a levantarse mientras se aseguraba de que estaba bien del todo y no tenía ninguna herida aparente. Le preguntó si estaba bien y el anciano asintió. Al fijarse en él, Wyatt se dio cuenta de que tenía los ojos en blanco, por lo que debía de ser ciego o algo así. Desde que Wyatt descubrió que tenía poderes, los había usado para ayudar a la gente en todo lo que podía y esta vez no iba a ser una excepción. Así que sin pensárselo dos veces colocó una de sus manos en los ojos del anciano y los curó. El hombre abrió los ojos sorprendido y antes de que pudiera hacerle alguna pregunta al respecto, Wyatt echó a andar calle abajo y no paró hasta que salió de la aldea y llegó hasta la cabaña varias horas más tarde.

  Su hermano y los Cuatro Elementos ya habían llegado para entonces, Wyatt no había puesto un pie en el umbral de la puerta cuando algo lo dejó bañado en agua totalmente y una alegre y divertida Elena Hendriksen se acercó a él con una sonrisa de oreja a oreja.-Eso te pasa por decir que no tienes ganas de salir y luego te vas tú solo por ahí muchachote.-dijo mientras golpeaba con su dedo índice en el pecho de Wyatt. El aludido iba a contestar cando un chico pelirrojo asomó de la nada.-Ahora tendré que secarte Wyatt.-Dijo con segundas mientras reía un poco. Esta vez fue el ruido de la puerta al sonar lo que evitó que Wyatt contestara con una burrada. Se dio media vuelta, ya que aún estaba en el umbral de la puerta y abrió.  Su cara reflejó una absoluta sorpresa cuando se encontró nada más y nada menos que con el anciano al que había ayudado en el pueblo.-¿Pero qué está usted haciendo aquí?-Preguntó el chico atónito.-Tenemos que hablar Wyatt Caeleste, me llamo Heclacio Shinter, por fin te encuentro.-