viernes, 27 de abril de 2012

The Beginning of the End

                                                          VUELTA ATRÁS

                                                                                                              Diciembre del 2011


 Había un suave ruido que le molestaba. Cada vez más intenso, pero no por ello más fuerte. Aquel ruido se metía desde su oreja hasta su sien y cada vez que lo oía era como un suave martilleo en la cabeza. El ruido provenía de la habitación de al lado, probablemente de un cuarto de baño. Alguien se había dejado el grifo abierto y aquel ruido que provocaban las gotas al estrellarse contra el lavabo, lo estaban desquiciando. Él mismo habría ido a cerrar aquel maldito grifo, de no haber sido porque curiosamente le dolía hasta el último músculo de su cuerpo. No sabía si quiera dónde estaba, del mismo modo que no sabía cómo había llegado a aquel lugar. El dolor que sentía en el cuerpo era tan solo superado por aquel intenso dolor de cabeza que tenía. No era capaz ni de abrir los ojos siquiera y mucho menos de mover su cabeza. Si a eso le sumaba el hecho de que aquel constante goteo lo estaba poniendo histérico, su dolor de cabeza en vez de remitir, iba en aumento. Oía voces, varías voces y en un esfuerzo por diferenciarlas, se dio cuenta de que eran cinco voces de varón y una voz femenina. Hizo otro esfuerzo para escuchar lo que decían, pero un fuerte dolor parecido al de un martillazo lo devolvió a la cruda realidad de sus actuales circunstancias. Aquel dolor de cabeza lo estaba matando y si no intentaba dormir y descansar sabía que no se le pasaría nunca. Así que apoyó la cabeza de nuevo en la almohada y se tapó bien, cerrando los ojos hasta quedarse dormido.


 Ruido de nuevo, pero en esta ocasión era un ruido diferente al anterior. Eso era lo que lo había despertado. Abrió los ojos al instante en el que alguien se echaba encima suyo en la cama donde se encontraba.-¡Arriba dormilón! Llevas durmiendo más de un día entero, ni que te hubieran dado una paliza o algo semejante.-La voz era jovial y alegre. Después el chico le dio dos suaves cachetadas en la mejilla.-Venga Wyatt, que cualquiera diría que el hermano mayor eres tú.-Wyatt se revolvió en la cama mientras se erguía como podía y es que su hermano también pesaba lo suyo, aunque estuviera bastante flacucho.-¡Quita de encima Syndus, que no es que peses precisamente poco!-Se quejó Wyatt mientras le daba un suave empujón a su hermano menor y éste caía rodando por la cama como un saco. Hasta ahora no se había dado cuenta que tanto el dolor de cuerpo como el de la cabeza habían desaparecido. Syndus se levantó del suelo enseguida y tiró de las mantas con rapidez. Wyatt suspiró con infinita paciencia y es que cuando a Syndus le entraban ganas de pinchar a alguien, no era capaz de parar. Se levantó con desgana y se puso las zapatillas de andar por casa mientras seguía rumbo al baño. Se miró en el espejo un momento intentando recordar cómo había llegado a casa y qué había estado haciendo todo el día de ayer.

  Los recuerdos acudían a poco a poco llenando los vacíos de su memoria. Recordaba una persecución, cómo a pesar de sus esfuerzos lo habían pillado y que después se había desplomado víctima del cansancio y de la paliza mental que llevaba encima. Espera, en ese caso, la luna debía de estar parada y fuera debía de haber un Eclipse Lunar. Salió del baño rápidamente y se dirigió a la ventana de la sala de estar ignorando al grupo de cuatro que se encontraba sentados en el sofá. Se sorprendió cuando vio que el sol golpeaba con toda su fuerza contra la superficie y no había Eclipse de ningún tipo. Uno de los chicos que estaban sentados en el sofá se acercó a Wyatt al ver que éste se comportaba de forma extraña.-¿Ocurre algo Wyatt?-Preguntó con algo de preocupación en su voz. Wyatt se giró despacio hacia el chico rubio con media melena que tenía delante.-¿Y el eclipse Lunar?-Su amigo lo miró sin entender así que Wyatt siguió hablando.-¿Ha pasado ya el eclipse Lunar que llevaba semanas?-El rostro de sorpresa de su compañero aumentó un poco de grado.-No ha habido ningún eclipse Lunar desde hace 4 meses Wyatt y menos uno que durara semanas, eso es imposible ya lo sabes-Dijo mientras dirigía la mirada a sus amigos del sofá. Uno de ellos que había estado escuchando la conversación se acercó a ellos, tenía pelo negro, exactamente del mismo color que sus ojos.-¿Qué pasa?¿Wyatt? -Al ver que éste último no contestaba porque parecía muy ensimismado miro a su amigo.-¿Aaron?-Preguntó con curiosidad.-No estoy muy seguro Zack, ¿tú sabes algo de algún eclipse Lunar que haya durado semanas?-soltó el chico de en forma de pregunta al tiempo que Zack arqueaba las cejas.-No he oído hablar de ningún eclipse Lunar, el último fue hace 4 meses, además un eclipse Lunar no dura semanas; eso es imposible y lo sabes.-El otro joven asintió mostrando su conformidad con él y ambos chicos miraron a Wyatt algo extrañados por las preguntas que estaba diciendo.-No le hagáis caso, lo más probable es que lo haya soñado, después de todo lo que ha dormido tampoco me extrañaría.-Wyatt le dio un suave codazo en las costillas medio riendo al tiempo que los otros dos sonreían también.


  Wyatt fue recuperando la normalidad poco a poco. No estaban en el 2012, como él había pensado en un principio se encontraban en el 2011 y el mundo tampoco estaba a punto de terminar. Nada coincidía con lo que él había vivido o creía haber vivido con sus misteriosos perseguidores. Lo único en lo que coincidían era que estaban en Diciembre, además en esa extraña vivencia Wyatt ni siquiera recordaba quién era. Eso explicaba por qué huía de sus perseguidores, porque de haber recordado quién era, probablemente sería al revés y serían sus perseguidores los que estarían huyendo de él. Al final decidió que aquello no había sido sino un sueño o en su defecto una pesadilla de muy mal gusto y dejó de preocuparse por aquello.

  Su viaje a Egipto junto a Syndus y los Elementos estaba resultando muy entretenido. En un principio Wyatt no había querido ir porque Syndus había desarrollado un vínculo extraño con los Elementos y el chico muchas veces sentía como que sobraba. Aquel día sin embargo, los Elementos y Syndus fueron a investigar una antigua pirámide y Wyatt poniendo de excusa que no le apetecía ir, se había quedado él solo en la cabaña que habían alquilado. Cuando estuvo seguro de que el grupo se había ido, Wyatt salió a dar una vuelta por ahí. Caminó durante un par de horas hasta que llegó a lo que parecía ser un pueblo bastante viejo. El pueblo no parecía muy habitado, de hecho, más que un pueblo aquello parecía una aldea. Iba distraído cuando sin querer chocó contra alguien. El anciano cayó al suelo y Wyatt apenas se movió por el golpe. Rápidamente ayudó a aquel anciano a levantarse mientras se aseguraba de que estaba bien del todo y no tenía ninguna herida aparente. Le preguntó si estaba bien y el anciano asintió. Al fijarse en él, Wyatt se dio cuenta de que tenía los ojos en blanco, por lo que debía de ser ciego o algo así. Desde que Wyatt descubrió que tenía poderes, los había usado para ayudar a la gente en todo lo que podía y esta vez no iba a ser una excepción. Así que sin pensárselo dos veces colocó una de sus manos en los ojos del anciano y los curó. El hombre abrió los ojos sorprendido y antes de que pudiera hacerle alguna pregunta al respecto, Wyatt echó a andar calle abajo y no paró hasta que salió de la aldea y llegó hasta la cabaña varias horas más tarde.

  Su hermano y los Cuatro Elementos ya habían llegado para entonces, Wyatt no había puesto un pie en el umbral de la puerta cuando algo lo dejó bañado en agua totalmente y una alegre y divertida Elena Hendriksen se acercó a él con una sonrisa de oreja a oreja.-Eso te pasa por decir que no tienes ganas de salir y luego te vas tú solo por ahí muchachote.-dijo mientras golpeaba con su dedo índice en el pecho de Wyatt. El aludido iba a contestar cando un chico pelirrojo asomó de la nada.-Ahora tendré que secarte Wyatt.-Dijo con segundas mientras reía un poco. Esta vez fue el ruido de la puerta al sonar lo que evitó que Wyatt contestara con una burrada. Se dio media vuelta, ya que aún estaba en el umbral de la puerta y abrió.  Su cara reflejó una absoluta sorpresa cuando se encontró nada más y nada menos que con el anciano al que había ayudado en el pueblo.-¿Pero qué está usted haciendo aquí?-Preguntó el chico atónito.-Tenemos que hablar Wyatt Caeleste, me llamo Heclacio Shinter, por fin te encuentro.-
                                                           

3 comentarios:

  1. :33 Si, me ha gustado, mucho, eso si, tengo que ser sincera y decir que al principio estaba como un poco perdida xDDDD. Pero ya sabes que yo me pierda hasta en mi casa a si que.... TOTAL, QUE TENGO GANAS DE SEGUIRLO, CLARO, y casi me asusto, creí que no sacarias a Elena D: jajajaaj. A ver si escribo otro relato yo y te doy ganas de seguir (???)

    :3

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  2. Mola, mola, mola, habrá que ver qué sale del Heclacio puto este (?)

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  3. Me alegra muchisimo haberme pasado por aquí, me leere todo y procurare comentar en cada entrada.
    Me encanta leer sobre el viejo Wyatt, viendo como es el actual xD, time paradox
    Saludos :3
    Gemma

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